Ya he perdido la cuenta
de las veces que pensé en el suicidio;
corto remedio que no mata,sólo anestesia
la lentitud con la que pienso
mientras que el frío metal acaricia mi piel;
es sol de invierno o luna de verano!
¡qué más da!
ya todo es igual...
los cuestionamentos estupidos me sobrepasan
me pudren, me obligan a violarme, incinerarme, mutilarme,
todo en el mismo filo...
el actor principal de mi vida la termina
de una manera inhóspita,
inhóspita para mi,
para el que alguna vez me quiso
pero sin importar debo ser egoista
y librarme de esta prisión de carne
de los huesos que me aferran
librar al mundo de un enfermo más.
Emiliano
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